Una copa de champán

T

empus fugit.

¡Es cierto!, corre el tiempo hacia la eternidad, el pasado nos abandona.

Lo peor, es que para los que ya no cumplimos años, para los que ya tenemos el saco de los recuerdos casi completo, el tiempo que nos acecha: “las navidades”, es tiempo de melancolía, de acordarse de los ausentes, de volver a vivir tu infancia.

¡Yo les pido a los Reyes un caballo!, se lo llevo pidiendo, si no recuerdo mal, al menos 55 años, espero que este año me lo pongan. Estoy seguro que será el gran año.

·         Quisiera volver a tomar una copa de “Tío Pepe” con mi padre el día 24 de diciembre.

·         Quisiera volver a cortar el turrón con mi madre. ¿Quién va a buscar el pavo al horno?

Cuando una lagrimita te corre por la mejilla, es el momento de una copita de champán, levántala y brinda:

¡Por mis recuerdos!

¿Estamos en las antípodas?

D

icen que en las antípodas la gente vive cabeza abajo,  ¿o somos nosotros los que andamos al revés sin darnos cuenta?

Últimamente se escribe mucho sobre el final de nuestra era. Los mallas pararon el reloj a fecha fija, solo nos queda una decena de días. Es muy posible que sea cierto este augurio. A las pruebas me remito:

Lo que nos parecía eterno, ya no lo es: ¡el presidente de Venezuela ha designado sucesor!

La vicepresidenta del gobierno, apareció en rueda de prensa dando explicaciones, y aconsejando al ciudadano. Pero lo que más me sorprendió fue descubrir, gracias a ella un nuevo concepto, que creía que ya conocía.

Nos habló de la revalorización de las pensiones, nos explicó que, si bien, el coste de la vida aumentó más de un 2,5%, las pensiones no se subirían en la misma proporción, por solidaridad.

¡Cielos, es la primera vez que escucho que los pobres deben de ser solidarios con los ricos!

¿Es posible que esté viviendo en las antípodas y no me haya dado cuenta?