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alos momentos son los que estamos
viviendo, la tristeza, la impotencia y la soledad, perece que son los ejes que
mueven nuestro mundo.
Cuando ya he sobrepasado con creces el
medio siglo de vida, echo la vista atrás y no encuentro otro referente social
parecido.
Es posible que esta reflexión sea
parcialista, pero es que cada persona vive su propia experiencia, y la mía es esta.
He vivido momentos duros. Con la
dictadura, he pasado miedo, rabia y dolor, pero siempre existía la camaradería,
el apoyo de los demás, y el deseo de llegar a conseguir una democracia. He pasado
penurias económicas, me costó encontrar un trabajo, tuve que emigrar de mi
lugar de origen e iniciar una nueva vida varias veces. Por fin llegó la
esperada democracia, creíamos que nos iba a traer poco menos que el paraíso,
luego vino la desilusión y la toma de contacto con la realidad.
Hoy esa democracia está conseguida, pero
hemos perdido la ilusión, la política nos da fatiga mental, nos falta
horizonte, y es que nuestra estructura política se ha encallecido. Se acabaron
los objetivos tendentes a mejorar nuestra sociedad, hoy nuestros políticos nos
muestran un panorama tendente a retroceder, y cualquier retroceso siempre es
malo.
La situación de retroceso está minando
las voluntades populares, la calle no ve más que peligros y problemas: paro,
cierres de negocios, recortes sanitarios, asistenciales, en las pensiones, y un
largo etcétera.
Aunque se prodigan las manifestaciones de
repulsa a esta situación, aunque constatamos que son masivas, falta en este
momento solidaridad a título individual.
Se puede observar cómo la gente se
encuentra en soledad, y hablo de esa soledad íntima que proviene de roer los
temores y sufrir las penurias.
Se puede observar como cada vez nos
individualizamos más, a consecuencia de nuestra propia impotencia.
No voy a hablar de culpables, hay mucha
literatura sobre ello, y además con mucha más autoridad.
Si, quisiera detenerme un momento y
expresar mi sentimiento de carencia. La sociedad de a pie debe de buscar una
ilusión, creo que solamente con defendernos no es suficiente. Hay que conseguir
una sonrisa ciudadana basada en la esperanza.
Tendremos que ser solidarios por dentro y
por fuera, manifestar nuestra generosidad y fomentar el apoyo mutuo. Solamente con
buenas actitudes podrá salir esta sociedad del agujero en que está metida.
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