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ste viernes sufrí
uno de esos reveses que da la vida. Realmente vienen a ser recordatorios como anuncios
con que en la antigua Roma se premiaba a los héroes de la guerra y en pleno
desfile al general ganador, se le colocaba detrás un esclavo, portador de una
corona de laurel y durante todo el acto le iba susurrando al oído:
-
Recuerda: eres mortal.
La bofetada fue, en este caso,
devastadora, pero la vida es así, no se conforma con hacernos felices una
temporada. De vez en cuando, y sin saber como, sufrimos un tirón de orejas,
para recordarnos nuestra mortalidad.
Dicho esto, está claro como debía estar
mi estado de ánimo.
-
¿Qué hago entonces?
-
¿Tomo mi Prozac?
Valoro mis posibilidades físicas, y opto
por una alternativa:
“Mi bicicleta”
Después de desayunar, y con voluntad
clara, me subo al sillín, y comienzo a pedalear muy despacio, suavemente,
escuchado a Vivaldi (por favor, si eres de la DGT, no lo leas).
Me interno entre viñedos, me acuerdo que
hace unos días, todavía se encontraban con aquel color verde, vivo, que presagiaba
el nacimiento del nuevo vino.
Hoy aquellas mismas parras se cubrieron
con el color amarillento del crepúsculo, anunciándonos la venida del señor
invierno.
Las garzas reales están poblando las
marismas del Umia. Todo es calma, sosiego, parece como si la naturaleza
estuviese buscando un cobertor para taparse una temporada, y dormir, dormir un
sueño plácido, suave, con un sueño tan suave como si fuese una pieza de piano
de Granados.
Invita la naturaleza a ir muy despacio,
mirando, mirando, pedaleando, suspirando…
¡Alto! ¡Que sorpresa!
Mirando, mirando, veo en una vereda algo
que como yo, nos resistimos a ese sueño, ¡vivimos! Se trata ni más ni menos de
una rosa.
Mientras nuestro alrededor se pone las
zapatillas para irse a descansar, nosotros, ella y yo, nos levantamos, alzamos
nuestros corazones, y continuamos nuestro tiempo de vigilia.
¡Ábrete sésamo! ¡Vive nuestro mar de
Arousa! ¡Pedalea fuerte! ¡Huye de tus temores! ¡Vive!
Adiós Prozac, te olvidaremos, seguiremos
viviendo, mi rosa, mi bici y yo.
Dedicado
a Ana, mi amiga sevillana.
En
Vilagarcía de Arousa a 5 de noviembre de 2012
Muchas gracias por tu dedicación, es precioso! Me ha hecho revivir ese paseo tan bello en el que nos acompañaste por esos paisajes naturales de la Ría de Arousa.
ResponderEliminarUn beso para todos
Te lo dedico "Ana-onima", porque me acuerdo del impacto que te produjo el emparrado de los viñedos.
ResponderEliminar¡Yo también me acuerdo de un paseo que me supo a poco!
Besos