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lunes, 12 de noviembre de 2012

¡Mira un Negro!


Corría el año 1977, vivíamos en un pueblo pequeño de la provincia de Pontevedra, mi niña mayor tenía cuatro años, la pequeña dos y medio.

Decidimos empezar a enseñarles algo de mundo y nos fuimos de vacaciones a Barcelona.

En plena Rambla, siento que me grita mi hija mayor:

-Mira Paco ¡un negro! (grito escalofriante, acompañado por un índice acusador señalando hacia mi espalda)

Me doy la vuelta y veo un hombre de unos dos metros que me mira desde las alturas.

Yo como puedo, esbozo, creo que un rictus, él me responde con una sonrisa de oreja a oreja, mirando para mí y para mi niña.

Entonces comprendí:

Con su mirada me explicó lo evidente: ¡era negro!, pero no solo eso, con su sonrisa me aclaró algo que me quedó para toda la vida:

“El ser diferente no implica ser desigual”

Nunca olvidaré aquella mañana de primavera en la que aprendí tanto.

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